Tras un fin de semana lleno de cervezas, caipirinhas y demasiada vida social, hoy me he dedicado a lo que me gusta: dar vueltas sin rumbo y fotografiando todo lo que me llama la atención. ¡Adoro hacer esto! Coges tu Oyster (el bonometro), tu réflex y algo de dinero Cash (Lomana presente en nosotros aún desde lejos) y a la aventura. Así he llegado donde Cristo perdió el mechero y los Beatles grabaron discos: Abbey Road. La verdad que por mucho que a la gente le decepcione, a mí me ha motivado muchísimo. Un montón de gente unida por lo mismo: su música. Miles de pintadas, y sobre todo, miles de flashes. Si yo tuviera que vivir o, tan si quiera, pasar todos los días por ese paso de zebras, juro que atropellaría sin ningún remordimiento a algún fan. A las pruebas me remito: http://www.youtube.com/watch?v=aKCG3zMEsYs Pero como mientras vivo en mi zulo de Bollywood (Sí, ahora he decidido llamarlo así, para conocer la razón preguntad, pero creo que es bastante directo) no tengo que atropellar a nadie y prefiero usar el transporte público, soy así de rebelde.
Tras darme una vuelta por los alrededores, he decidido bajarme en Liverpool St., cerca de The City, e intentar llegar andando a Brick Lane, todo mientras comía un helado. Sí, lo sé, felicidad plena. Y así ha sido como he descubierto el Spitalfield Market. Pero para mí, ni Spitalfield, ni Covent Garden, ni ná: el mejor es Candem. Eso sí, el barrio y la zona de este es muchísimo mejor: miles de tiendas vintage, una burrada de cervecerías, otro tanto de restaurantes/pubs...y un gentío de otro calibre. Una pasada.
Mientras ya pensaba volver a casa, he visto la residencia de Marina (como para no verla, es un rascacielos), así que la he llamado y le he amenizado/jodido la tarde de estudio. Además de reírme muchísimo, he hecho unas fotos espectaculares desde su habitación.
A todo estos mis amigos, mientras estaban en el Zoo, un plan llamativo, pero que para nada lo cambiaría por una tarde de música y réflex.
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